ESTEBAN MONTOYA
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Un día en Nabusímake

Nabusímake es un territorio sagrado y capital espiritual de los Arhuacos.  Es quizás el lugar mas especial y diferente en el  que he estado. De esos, que cuando te estas yendo, se te hace un nudo en la garganta y te prometes algún día volver. En Nabusímake todo es diferente, el olor, el aire, el agua, la comida. Todo es puro y sagrado, y

Un poquito mas

Así nos creamos los más sensibles, o los que más disfrutamos de las cosas simples de la vida por ser fotógrafos, creo que siempre habrá un poquito más… un poquito más por conocer, un poquito más por aprender, un poquito más por vivir. Un poquito más, que dejamos para después, y nadie sabe si habrá un después. Esta fue la última salida de click,

¿Y si me devuelvo?

Son muchas las veces, que he tenido la foto perfecta frente a mi, y simplemente por pena, por no querer incomodar o simplemente por evitar un regaño, sigo mi camino lamentándome no haberla tomado. Llevábamos solo media hora en Girón, un pueblo hermoso de Santander, muy cerca a Bucaramanga, y el hotel quedaba a media cuadra de la iglesia principal. Decidimos dar la primera

La Pandemia

En realidad no ha sido fácil el estar todo este tiempo encerrado. Para mi, un día sin tomar fotos, es un día perdido. Y es en serio, es como una obsesión que tengo desde siempre… Igual no he parado de hacer fotos, porque no puedo, pero las opciones cada vez se vuelven mas aburridas, hasta el punto de que mi gato ya me huye

Mi primera foto…

Esta foto la tomé cuando yo tenía 10 años, sin saber en esa época, que de adulto nunca volvería a dejar de tener una cámara en mis manos. Tampoco sabía en esa época, lo difícil que es perder a las personas que uno ama. El es mi papá. Se fue hace casi cuatro años, pero cada día esta totalmente presente.  No hay un mañana

El se llama Mauricio.

El se llama Mauricio, y fue mi primer maestro… Cuando estaba muy pequeño, esta persona se tomó el trabajo de enseñarme fotografía, me enseñó cómo tomar fotos en cámaras análogas y luego revelarlas. También, sin darse cuenta tal vez, me enseñó a valorar las cosas simples de la vida y a disfrutar el compartir el conocimiento con las personas, a cambio de una sonrisa.

Así la conocí…

No soy muy amante de visitar museos o lugares donde se trate de mantener todo intacto por años. Prefiero los sitios donde no hay miedo de romper algo, donde hay vida y no donde se trate de rendirle culto al recuerdo. Sin embargo querí­a ir y mirar cómo era. Debe tener colores bonitos, pensé. Normalmente me siento atraído por los verdes y azules envejecidos